La corrupción de cada día
Y si hay corrupción, quién se puede rasgar las vestiduras y decir que no se lo esperaba (?)
¿Quién estaba esperando la excepción? El que no llora no mama y el que no afana es un gil, señor y señora. Lamentablemente es así.
Lo indignante es el periodismo y los cómplices de siempre. Hacen un kiosco en cualquier lado. Son mercenarios. No importa nada más que el vil dinero, la plata, el poder. Y así cambiamos las cortinas y el logo, la publicidad, le dan forma a los arbustos, cambian los muebles y más, mucho más. Ya no importa con la plata de quien, no importa saber de dónde la roban, no importa, porque siempre el que paga el plato es el mismo: el pueblo argentino.
Y así estamos, y así seguimos, y así votamos, como podemos. No hay recetas mágicas, señor y señora. Pero ser honestos y trabajar con dignidad no es algo que abunde.
Que se salve el que pueda, el último que apague la luz, y que Dios nos agarre confesados.
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